jueves, junio 02, 2005

El rectángulo con las caras de los superhéroes

El mundo de los comics se volvió aburrido y odioso para mí en los noventas, los chicos de mi edad empezaron a volverse los artistas populares de las grandes compañías y pues hacían o siguen haciendo material que no me interesa. Iba a hacer una crítica, de lo que yo considero malo acerca de estos nuevos talentos, pero no creo que valga la pena, tal vez sea mejor recordar lo que me gustaba de lo que se hacía antes.


Recuerdo que desde muy pequeño, me empezaron a comprar historietas mis papás y mi abuela materna. Me las compraban, incluso antes de que supiera leer y escribir, éso no importaba, los colores, las imágenes me dejaban extasiado.


No entendía al principio muy bien las historias pero me guíaba por los dibujos, luego ya aprendí a leer en parte gracias a los comics. La combinación de colores en los trajes de los superhéroes era algo sensacional, las líneas que formaban los dibujos, de tantos estilos distintos, de tanta gente tan talentosa, no quiero mencionar nombres porque jamás terminaría. Las escenas donde recordaban eventos sucedidos en números anteriores, plastas y colores formados de puntitos salidos de la línea a veces mal impresos, todo eso era maravilloso.


Las locas historias sin continuidad de DC en los ochentas, Marvel en los mismos años igual de divertido, Fantomas, Archie, personajes de Disney, personajes raros de otros países, etc. Todo éso se convertía en mundos inmensos y emocionantes en la cabeza. Empiezo a tratar de desarrollar mi propio estilo dibujando, diseño mis primeros personajes, fusilándome vilmente personajes existentes.


Acompañar a mi abue a algún mandado significaba pasar por alguna revistería, y poder tener más material de lectura y deleite visual, acompañado del manjar más grande del mundo en ese entonces, el Mazapán Azteca. Entrar en las revisterías y ver las historietas, acomodadas de manera que solo se alcanzaba a ver la esquina, con la cara de los personajes en un rectángulo, era un momento especial.


Editorial Novaro con su gran calidad, aunque a veces regalaba un comic en la compra de otro y venían pegados, entonces al separarlos se arruinaba la portada de uno y contraportada del otro. Editorial Vid vendría después y Editorial Novedades con sus premios al rascarle la calca en al portada, donde llegué a ganar y gastar lo ganado en más revistas. Los colores no dejaban de entrar en mis ojos y mi alma, tenía que consumir y producir en grandes cantidades.


Como me llamó mucho la atención, el decorado de la recámara del personaje de la serie de televisión, Mi Identidad Secreta, donde tenía algunos comics colgados en la pared, decidí tapizar la mía por completo con los míos. Desafortunadamente yo no era muy civilizado y utilicé clavos para colgarlos, cosa que obviamente terminó por dañarlos mucho, pero el objetivo había sido alcanzado, mi cuarto tenía un aspecto increíble, colores por todos lados, líneas, información por doquier.


Entonces hice mi propio mundo de historias fantásticas, a los trece años publicaba mi primer comic independiente, impulsado al ver que otros compartían la misma inquietud y que sabía que yo también podía aportar algo. Al cambiar la moda por algo que no me agradaba nada, y como la violencia parecía ser la descarada solución para todo, decidí retirarme por un tiempo y seguir evolucionando en otras formas. Cuando tenga algo bueno que contar volveré a publicar.